En Morelos, Ciudad de México, Puebla, Jalisco, Estado de México, Michoacán y Oaxaca se produjeron el año pasado 16 millones 268 mil 524 plantas
Solo dos de 16 variantes de nochebuena se explotan
En México existen al menos 16 variantes genéticas de la flor de nochebuena (Euphorbia pulcherrima), que poseen diferentes adaptaciones al frío y la humedad, pero solamente dos son explotadas para la generación de nuevos cultivares o conjuntos de plantas para cultivar, afirmó Laura Trejo Hernández, investigadora del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.
Además, el germoplasma (conjunto de genes que se transmite por la reproducción a la descendencia por medio de células reproductoras o gametos) que existe de manera silvestre en varias regiones del país carece de protección y de estrategias de conservación in situ y ex situ, lo que pone en peligro su permanencia ante el constante cambio de uso del suelo. “Solamente un 30 por ciento de las nativas están amparadas en áreas protegidas del país”, alertó.
Los estudios de Trejo Hernández y sus colaboradores revelan que el norte de Guerrero es la fuente de germoplasma de los cultivares comerciales en Estados Unidos, donde se venden aproximadamente 70 millones de plantas en seis semanas durante la época decembrina. La Unión American es donde más se comercializa a nivel mundial.
Trejo Hernández comentó que esta flor contribuye anualmente con 250 millones de dólares a la economía de estadounidense, nación en la cual se produce y comercializa intensamente.
La especialista, quien la estudia a partir de una perspectiva histórica y biológica, señaló que actualmente existen más de 100 patentes extranjeras de distintos colores y formas, aunque los consumidores las prefieren de color rojo.
“En México tenemos más de 100 tipos de plantas para cultivo (cultivares), pero el 90 por ciento son de flores rojas, cinco por ciento blancas o amarillas; y otro cinco por ciento rosas, rosadas o marmoleadas”, explicó.
Durante 2020 en México se produjeron 16 millones 268 mil 524 plantas, en 240.6 hectáreas de Morelos, Ciudad de México, Puebla, Jalisco, Estado de México, Michoacán y Oaxaca.
“Ese año de la pandemia la producción cayó, pues en 2019 fue de 19.1 millones 113 mil 464 macetas en 330 hectáreas, lo que representó más de 718 millones de pesos. En 2019 nuestro país ocupó el cuarto lugar a nivel mundial de superficie cultivada”, anotó.
Además, el cultivo en México genera tres mil 500 empleos directos, pero durante el mes de venta intensiva (noviembre y diciembre) se incrementa hasta 200 por ciento; es decir, alcanza más de siete mil 500 indirectos. “Existen alrededor de 600 productores, la mayoría mujeres”, comentó.
Respecto a la exportación, en 2018 al menos 40 millones de esquejes (partes vivas que se extraen de una planta para injertarla en otra o en un recipiente para que se desarrolle) se enviaron a países de Norteamérica, Europa y Asia, según el Consejo Estatal de Productores de Plantas Ornamentales de Morelos. En especial, a Estados Unidos, Alemania, Holanda y Japón, a donde llega con varios meses de anticipación a su temporada invernal.
La flor es nativa de Mesoamérica y crece de manera natural desde México hasta Costa Rica, señaló la especialista quien aseguró que la llamada Cuetlaxóchitl en náhuatl (flor que se marchita) tiene uso ceremonial desde épocas prehispánicas hasta la actualidad.
Existe la leyenda de que frailes franciscanos la utilizaron en Taxco, Guerrero, para festejar el nacimiento de Jesús y con ello se dio la unión entre la Nochebuena y la Navidad, narró Trejo Hernández.
En esa localidad se atribuye al diplomático y naturalista estadounidense Joel Roberts Poinsett la introducción de la planta a la Unión Americana en 1828, desde donde se ha popularizado a todo el mundo, incluso se exporta.
En el Laboratorio Regional de Biodiversidad y Cultivo de Tejidos Vegetales del IB, Unidad Tlaxcala, Trejo Hernández y su equipo de trabajo realizan estudios para reconocer la distribución natural y la generación de modelos de disposición potencial de la flor.
También recopilan documentos históricos y narrativa de la salida de germoplasma silvestre de nochebuena hacia Estados Unidos, e identificaron el que da origen a los principales cultivares comerciales del vecino país; además, han caracterizado con biología molecular sus variantes genéticas y diversidad morfológica.