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Durante el primer ejercicio de catalogación, se registró la presencia de 78 especies en el campus

Los nuevos santuarios de aves en Jalisco

Prensa Animal/Agencia Informativa Conacyt

Entre los matorrales algo llama la atención de los observadores, se trata del canto de un ave. En voz baja discuten sobre cuál es esa especie, y al mismo tiempo preparan las cámaras fotográficas para retratar más de estos animales. No están dentro de un bosque, es un centro universitario y refugio de decenas de aves de los Altos de Jalisco.

El estudio Contribución al inventario ornitológico de México: diagnóstico avifaunístico preliminar del Centro Universitario de los Altos compila la presencia de las aves en el campus y es el primer paso para buscar convertir esa universidad en una estación biológica

La diversidad de aves es una constante en el Centro Universitario de los Altos (CUAltos) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), localizado en el municipio de Tepatitlán de Morelos, e investigadores de ese campus han visto en ello una oportunidad para documentar las especies que transitan o habitan las 20 hectáreas de esa universidad, con el fin de, en un futuro, convertir la escuela en una estación biológica de investigación.

El maestro Rubén Magdaleno Aguirre Alcalá, profesor del CUAltos, relata que hace ocho años inició con la observación de aves en ese centro universitario; con formación como ingeniero agrónomo, este académico empezó a identificar la diversidad de aves, y poco a poco compiló un primer diagnóstico para conocer los tipos de especies presentes en el campus.

“El objetivo macro es establecernos como estación biológica, para tener el resguardo del acervo del patrimonio natural y que sea aquí en CUAltos”, señala.

El maestro Rubén Magdaleno Aguirre Alcalá, profesor del CUAltos, relata que hace ocho años inició con la observación de aves en ese centro universitario

El estudio Contribución al inventario ornitológico de México: diagnóstico avifaunístico preliminar del Centro Universitario de los Altos compila la presencia de las aves en el campus y es el primer paso para buscar convertir esa universidad en una estación biológica, donde la biodiversidad de los Altos pueda ser resguardada, investigada e identificada.

Dentro del campus se observaron distintas especies de aves, como el papamoscas José María (Contopus pertinax), el pinzón mexicano (Haemorhous mexicanus), el cuicacoche pico curvo (Toxostoma curvirostre) o la matraca serrana (Campylorhynchus gularis), así como especímenes de pato triguero (Anas Platyrhynchos diazi) y de papamoscas cardenalito (Pyrocephalus rubinus).

Durante el primer ejercicio de catalogación, se registró la presencia de 78 especies en el campus, posteriormente el maestro Aguirre empezó a describir las especies que eran, pero para completar esta tarea se alió con el doctor Oscar Francisco Reyna Bustos, profesor investigador del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la UdeG.

“La primera etapa fue la identificación y clasificación de las especies, que ya superamos. Vamos a pasar a la segunda etapa, aunque se necesitan recursos para integrar a estudiantes y empezar un monitoreo, realizar conteos y analizar los hábitos de las especies; por último, se plantea tener una guía de avistamiento de aves del Centro Universitario”, relata por su parte el maestro Aguirre.

Un laboratorio vivo en los Altos

Con una superficie de 20 hectáreas, el CUAltos se ubica en la ciudad de Tepatitlán de Morelos, a poco más de 70 kilómetros de Guadalajara, localidad que destaca por sus actividades avícolas y tequilera. En ese lugar, ese campus universitario es un punto de investigación y formación estudiantil, pero también resalta por la biodiversidad que enriquece sus corredores.

Rodeado de campos azules de agave y aislado de la mancha urbana de Tepatitlán, el CUAltos emerge entre frondosos árboles y cactáceas.

Rodeado de campos azules de agave y aislado de la mancha urbana de Tepatitlán, el CUAltos emerge entre frondosos árboles y cactáceas. Sus laberínticos pasillos zigzaguean conectando edificios, laboratorios y aulas, y a veces es posible ver aves que bajan de los árboles para buscar alimento cerca de la tierra roja tan típica de la zona.

Obra del arquitecto Fernando González Gortázar, este campus universitario alberga 79 tipos de aves, entre migratorias y residentes; sin embargo, el doctor Oscar Reyna Bustos señala que el número puede ser mayor, alcanzando un total de hasta 120 distintos tipos de especies dentro del espacio que ocupa esa universidad.

El investigador compara esta cifra con las 196 especies de aves que ha observado en el Bosque de La Primavera, en las afueras de la Zona Metropolitana de Guadalajara, un área natural protegida con una superficie aproximada de 30 mil hectáreas.

Localizado en la región Altos Sur de Jalisco, el CUAltos cuenta con ventajas geográficas que promueven las actividades de las aves, pues se ubica en una zona que conecta los climas áridos del norte jalisciense con aquellos húmedos que se registran al sur de la entidad, sostiene el estudio.

Exploradores de la naturaleza

Para realizar la observación de las aves, tanto el maestro Aguirre como el doctor Reyna, tuvieron apoyo de otros estudiantes y de personas que acudían al campus a observar la fauna. Dos de ellos son Gilberto Ponce Tejeda, egresado del CUAltos y observador de la naturaleza, así como Diego, estudiante de preparatoria.

Conocer sobre los recursos naturales que nos rodean también puede ser una forma de explotarlos sustentablemente, considera el doctor Oscar Reyna Bustos

Tanto Diego como Gilberto forman parte de un grupo denominado Observadores Alteños, desde donde promueven la observación de la naturaleza en esa región de Jalisco. El preparatoriano relata que aunque no conoce mucho de aves, por experiencias familiares ha aprendido sobre plantas medicinales, por lo que comparte estos conocimientos con los demás.

Por su parte, Gilberto relata que su participación en el estudio consistió en colaborar con el doctor Reyna y el maestro Aguirre en la identificación de las aves, pero también contribuyó con imágenes que logró captar durante sus recorridos por el campus universitario.

Ambos coinciden en que es necesario conocer las especies de animales que nos rodean para ser más conscientes del alcance de la naturaleza en los contextos urbanos que habitamos.

Conocer su entorno

El doctor Reyna menciona que este tipo de trabajos motiva a que se conozca el entorno en que los estudiantes se forman. Para el investigador, dar cuenta de las especies que nos rodean es una forma de crear una conciencia de conservación, y como docente considera que es una manera de influir positivamente en los futuros profesionales de la naturaleza.

“Resta mucho trabajo, quizás no lo vamos a ver nosotros, pero ya sembramos la semilla de la inquietud para que estos proyectos sigan de manera continua. Entre los alumnos queda ese legado de querer categorizar nuestros recursos naturales, y a veces no sabemos con qué vivimos en el mismo espacio”.

Para realizar la observación de las aves, tanto el maestro Aguirre como el doctor Reyna, tuvieron apoyo de otros estudiantes y de personas que acudían al campus a observar la fauna

Conocer sobre los recursos naturales que nos rodean también puede ser una forma de explotarlos sustentablemente, considera el doctor Oscar Reyna Bustos, quien pone de ejemplo a otros países que cuidan su patrimonio ambiental, y que al mismo tiempo les genera ingresos con productividad agrícola o con actividades turísticas y recreativas.