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A través de estas fotografías, se quiere dar a conocer la extensa variedad de especies que viven en el mar de Cortés y de esa forma sensibilizar a la sociedad para que se interese por lo que hay en las profundidades

Imágenes de nuestra biodiversidad submarina

Prensa Animal/ Agencia Informativa Conacyt

A lo largo de 15 años, Silvia Gómez Jiménez, doctora en fisiología animal e investigadora titular del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), ha capturado imágenes de un sinnúmero de criaturas marinas con la ayuda de su cámara fotográfica.

De las fotografías que la investigadora ha realizado en aproximadamente 790 inmersiones como parte de sus investigaciones, 186 fueron utilizadas para crear el libro México profundo. El mar de Cortés, impreso y publicado por la editorial AM Editores.

En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, la doctora Gómez Jiménez dijo que el objetivo de haber creado este compendio de fotografías es presentar a todo público la vasta biodiversidad del mar de Cortés, ubicado en medio de la península de Baja California y los estados de Sonora y Sinaloa.

En México, la doctora Gómez Jiménez tomó cursos de fotografía terrestre, además de otros enfocados en la composición e iluminación

“La biodiversidad que tienen estas aguas realmente es deslumbrante, uno queda impactado por esa belleza. Lo he buceado en primavera, verano, otoño e invierno, de día y de noche y siempre aparece una sorpresa (…) Las islas, las aves, mamíferos marinos, todo en su conjunto lo hace un ecosistema muy rico para los amantes de la naturaleza y para los científicos”, comentó.

Una obra que mezcla ciencia y arte

En México, la doctora Gómez Jiménez tomó cursos de fotografía terrestre, además de otros enfocados en la composición e iluminación. En Les Lecques, Francia, completó un curso de fotografía submarina avanzada, donde adquirió los elementos finales para realizar esta labor de manera profesional.

Para realizar fotografías submarinas, la doctora Gómez Jiménez utiliza una cámara Nikon modelo D800E alojada en una carcasa de la marca Seacam que permite a la investigadora tener total control de la cámara debajo del agua. Además, la investigadora tiene predilección por las lentes fijas, pues de acuerdo con ella, ofrecen una gran calidad óptica.

En tomas macro —acercamientos donde se ven los detalles—, ella utiliza una lente de 105 milímetros; para los peces, realiza tomas con una lente de 60 milímetros, y para tomas panorámicas, se inclina por lentes de 20 milímetros o de 10 a 17 milímetros, dependiendo del ángulo de cobertura que requiera capturar.

En la carcasa de la cámara, cuenta con dos puertos que sirven para proteger las lentes: uno amplio para tomas panorámicas y uno reducido para fotografiar especies pequeñas y peces. Asimismo, utiliza dos estrobos para iluminar artificialmente sus tomas en condiciones de poca luz, y que además puede combinar con la luz natural para obtener imágenes más llamativas.

“Todo este equipo lo armo y lo ensamblo a través de brazos movibles metálicos que tienen válvulas donde puedo hacer modificaciones. Todo esto lo hago bajo el agua, el posicionamiento de todo mi ensamble lo realizo en función de cada objeto que esté documentando y lo voy ajustando conforme voy buceando y encontrando diferentes tipos de animales”, explicó la fisióloga.

En adición al equipo fotográfico, la científica lleva consigo un equipo completo para buceo. Aunque el tanque de aire comprimido que la provee con oxígeno para poder respirar, solo le proporciona de 40 a 80 minutos de autonomía, en relación a la profundidad en que se encuentre.

“En tierra no tengo esa limitante, uno puede estar esperando un pájaro en un estero y protegido del sol y estar cinco o seis horas hasta que el ave aparezca, pero abajo del agua es muy diferente y tengo que enfrentar la limitante del tiempo. Tengo que programar muy bien mi buceo, elegir la zona y las condiciones para que ese tiempo que esté debajo del agua pueda utilizarlo de la mejor manera”, dijo.

Otra de las limitantes principales de este tipo de fotografía tiene que ver con las dinámicas del comportamiento de las aguas, pues las corrientes y el oleaje hacen extremadamente difícil tomar fotografías, empujando al fotógrafo y obstaculizando su visión. En otras ocasiones, las condiciones ambientales obligan a cancelar la inmersión a pesar de que el pronóstico meteorológico sea favorable.

En tomas macro —acercamientos donde se ven los detalles—, ella utiliza una lente de 105 milímetros

Una ventana a las maravillas marinas

“Con este libro busco compartir con las personas que no tienen la oportunidad de realizar buceo, los paisajes, las texturas, los colores y patrones que tienen los animales marinos y que a mí me han cautivado”, expresó la fotógrafa.

A través de estas fotografías, la investigadora quiere dar a conocer la extensa variedad de especies que viven en el mar de Cortés y de esa forma sensibilizar a la sociedad para que se interese por lo que hay en las profundidades y se sume al cuidado de las zonas costeras.